Untitled Document
HACIENDO HISTORIA
Resulta difícil la separación entre
el Negrín político, protagonista de un período crucial
de la historia de España, y el Negrín científico, si bien
este aspecto de su trayectoria vital sea casi desconocido. Tratándose
de una personalidad poliédrica, probablemente ninguno de sus componentes
ha sido aún analizado con la perspectiva adecuada. Incluso los testimonios
manejados parecen resultar contradictorios. Así, mientras algunos de
los que le conocieron han insistido en su generosidad y en su discreción
--no quiso nombre ni epitafio sobre su tumba--, sus posiciones son todavía
discutidas -cuando no abiertamente criticadas- por parte de políticos
actuales pertencientes al partido en que militó. En un momento en que
la SECF intenta reivindicar su papel en el futuro desarrollo de la Ciencia española,
es justo reconcer a Juan Negrín su papel de fundador. Por todo ello,
es intelectualmente necesario abordar un análisis riguroso y desapasionado
de su figura y sus aportaciones. El artículo de José Luis Barona
señala de manera sintética algunos de los aspectos que deberían
formar parte de ese análisis.
JUAN NEGRÍN (1892-1956):
CIENCIA Y COMPROMISO POLÍTICO
José Luis Barona
Juan Negrín López es
una figura clave en la historia contemporánea española, tanto
por su participación en la política y el gobierno de la república,
como por su labor de promoción de la ciencia. Su biografía resume
los rasgos más característicos de una época en la que el
fervor por la ciencia experimental, el progreso y la modernidad, se asoció
en España al republicanismo, el compromiso político y el ideario
socialista. Todos estos rasgos eran compartidos, en cierta medida, por un amplio
sector de la intelectualidad española y por los científicos. Mi
objetivo ahora es resaltar la dimensión científica del Dr. Negrín
y por eso comenzaré por recordar su biografía académica.
Una cultura científica
cosmopolita.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria el tres de febrero de 1892, en el seno
de una familia perteneciente a la alta burguesía comercial, su buena
posición y el prestigio de la cultura científica centroeuropea
le permitieron cursar los estudios de medicina en centros universitarios de
prestigio internacional: las universidades de Kiel y de Leipzig. En 1906, a
los catorce años, Negrín había finalizado ya el bachillerato
y se trasladó a Alemania. El Instituto de Fisiología (Physiologisches
Institut) de Leipzig era centro de referencia de la investigación fisiológica
internacional. La escuela creada por Carl Ludwig acogía a investigadores
de todo el mundo y Negrín fue el primer español que se formó
allí cuando Alemania atravesaba una etapa de efervescencia, que acabaría
implicándola como protagonista de dos guerras mundiales y su ulterior
declive como gran potencia internacional.
En la Universidad de Leipzig, Negrín se formó como fisiólogo
bajo el magisterio de Theodor von Brücke. Allí se doctoró
en 1912 y, poco antes, Negrín escribía a Cajal solicitando una
pensión anual para continuar sus estudios en Leipzig. Ya durante los
últimos semestres de su etapa como estudiante, Negrín se había
incorporado al grupo de von Brücke como ayudante sustituto y al finalizar
la licenciatura fue asistente numerario del Instituto de Fisiología.
Durante esos años cursó también estudios de química
y en 1915 le faltaba "únicamente para terminarla (la carrera) las
dos terceras partes del curso dedicado a la obtención de preparados orgánicos".
La sociedad alemana se encontraba inmersa durante los años que Negrín
pasó allí en profundos cambios, que dieron origen al primer partido
socialista y a un fuerte movimiento sindical y obrero que alcanzó una
gran influencia intelectual, política y social. Un amplio sector de la
población y del mundo académico se encontraba en el entorno ideológico
del socialismo.
La relación de Negrín con el socialismo alemán forjó
la otra gran vertiente de su personalidad: el compromiso político y el
ideario socialista. Militante del Partido Socialista Obrero Español,
fue elegido diputado en 1931 y desde entonces compaginó cargos académicos
y políticos, con un progresivo alejamiento de la actividad investigadora,
aunque nunca abandonó la enseñanza de la fisiología. Ministro
de la Guerra en 1936 y, al año siguiente, presidente del gobierno republicano,
su biografía científica se vio desbordada por los acontecimientos
políticos.
En octubre de 1915 tuvo que abandonar Alemania "a causa de las anormales
circunstancias que por razón de la guerra se atravesaban, constituyendo
un obstáculo para la continuación de sus trabajos". Las circunstancias
le obligaron a regresar a Las Palmas, renunciando a una oferta que había
recibido en Leipzig para ocupar un puesto de Privatdozent. De regreso a España,
al serle requerido el historial académico, Negrín afirmaba que
no disponía de ningún ejemplar de sus publicaciones científicas,
"pues han quedado con mi biblioteca, mobiliario, etc. en Alemania hasta
que termine la guerra".
Durante esa etapa de formación y acceso a la vida académica, Negrín
inició sus primeros proyectos de investigación y publicó
sus primeros trabajos en revistas especializadas, casi siempre en colaboración
con su maestro von Brucke. Uno de los temas fue el estudio de las variaciones
del contenido cromófilo de las cápsulas suprarrenales. También
se interesó por la función reguladora del sistema nervioso simpático
y las técnicas de análisis de laboratorio, aportando un procedimiento
de microanálisis para determinar la glucosa en sangre. Tradujo también
del francés al alemán la famosa obra de Charles Richet sobre la
anafilaxia, ya que sus conocimientos lingüísticos de francés,
inglés, alemán e italiano, y también del ruso, le hacían
idóneo para la traducción científica.
Al frente del Laboratorio de Fisiología
General de la J.A.E.
Nada más regresar a Las Palmas, Negrín se planteó contactar
con grupos norteamericanos. Solicitó a la J.A.E. una pensión para
"trabajar en el laboratorio de fisiología que dirige el Profesor
Meltzer en el Rockefeller Institute for Medical Research y en el laboratorio
que dirige el Profesor Graham Lusk en la Cornwell University, y estudiar con
este último la glucosuria originada por la fluoricina. Perfeccionar también
la técnica quirúrgico-fisiológica en el Rockefeller Institute.
Si a los seis u ocho meses puede estimarse ultimada la labor en New York, puede
pasar (el interesado), previa consulta y autorización de la Junta, a
la Harvard University cerca de Boston, a trabajar con Cannon y Porter y conocer
prácticamente los métodos originalísimos, que, según
un folleto de Porter, se siguen allí para el estudio de la fisiología".
Se proponía aprovechar la forzosa salida de Leipzig para aprender técnicas
experimentales en los mejores centros norteamericanos.
Sus proyectos no se realizaron porque la fundación del Laboratorio de
Fisiología General (1916) y su nombramiento como director le hicieron
renunciar a su proyecto americano, para participar en el despliegue de los laboratorios
de la J.A.E. y la Residencia de Estudiantes. Las favorables perspectivas para
el futuro de la actividad científica en España y el deseo de participar
en las reformas sociales y políticas de España inclinaron a Negrín
a implicarse y se instaló en Madrid. Ni siquiera durante su etapa en
Leipzig había perdido el contacto con la élite científica
española, seguía los trabajos del grupo fisiológico catalán
heredero de Ramón Turró y articulado en torno a August Pi i Sunyer,
con quien colaboraba en sus Treballs de la Societat Catalana de Biologia.
El Laboratorio de Fisiología General, promovido por Cajal, se ubicó
en los terrenos de la Residencia de Estudiantes, junto a los laboratorios de
Química general, Anatomía microscópica y Serología
y Bacteriología. Pocos años después se integró en
la red de laboratorios de la J.A.E.
En Madrid, Negrín tuvo que realizar una segunda tesis doctoral para revalidar
el título alemán. Presentó una investigación sobre
El tono vascular y el mecanismo de la acción vasotónica del esplácnico,
en la que recuperaba experimentos realizados en Leipzig. La primera parte estaba
dedicada a analizar el tono de los vasos sanguíneos, sus características
funcionales y sus mecanismos de regulación autónoma. La segunda
se consagraba a la acción vasotónica del esplácnico y su
papel regulador del tono vascular.
La obra científica de Negrín se había iniciado en Leipzig
con una serie de trabajos sobre la actividad de las glándulas suprarrenales
y su relación con el sistema nervioso central, que serían años
después el núcleo de su tesis española. Sus estudios iban
encaminados a aclarar la existencia de un control neurológico directo
y exacto de los niveles de glucemia y a determinar la influencia de un mecanismo
de regulación indirecta a través de los niveles de adrenalina
en la sangre. Investigaciones posteriores, inspiradas en la célebre piqûre
glycogènique de Claude Bernard, le permitieron determinar la función
reguladora del centro glucosúrico del cerebro sobre la secreción
interna de las glándulas suprarrenales a través del sistema nervioso
simpático. Negrín demostró que la acción recíproca
de los sistemas endocrino y nervioso se realiza mediante sus ramificaciones
periféricas y también a través de la porción vegetativa
central. Estudios experimentales le permitieron relacionar la glucosuria con
los niveles de adrenalina.
Las condiciones del Laboratorio de Fisiología General no eran las óptimas.
Situado en un pequeño local en un sótano, fue consolidando una
excelente biblioteca con obras españolas y extranjeras, que organizó
el propio Negrín, donde se incluían las principales revistas y
monografías. Sobre las instalaciones del Laboratorio, José Puche
ofreció un testimonio personal desde su exilio mexicano:
"El Laboratorio de Fisiología
ocupaba no más de un centenar de metros en el pabellón destinado
a los laboratorios científicos. En aquel recinto limitado fueron aposentados
con decoro los laboratorios de demostración, los dedicados a los investigadores,
la biblioteca, y un simpático rincón donde, después de
la refacción, un grupo de amigos solíamos charlar despreocupadamente
ante unas tazas de buen café preparado al uso de la Gran Canaria... Entre
sorbo y sorbo, oyendo las anécdotas del día, podíamos hojear
libros y revistas recientes. La información que allí se recibía
era de primer orden, como seleccionada por nuestro anfitrión, don Juan
Negrín, que colmado de lauros académicos acababa de regresar de
Alemania..."
"... El acceso a los laboratorios de la Residencia era libre. Al de Fisiología
acudían preceptivamente los residentes que estudiaban medicina, pero
también podían hacerlo estudiantes de otras disciplinas, y escolares
no residentes, que tuvieran alguna relación con los trabajos que allí
se realizaban... Esta posibilidad atraía a jóvenes universitarios
que preferían las enseñanzas de los laboratorios de la Residencia
a la que profesaban en las facultades."
La situación financiera distaba
mucho de ser la deseable, tanto en medios humanos como materiales. Fueron frecuentes
los escritos del director a José Castillejo, secretario de la J.A.E.,
sobre las dificultades económicas y los problemas de personal. El 15
de abril de 1931, Negrín solicitaba a Castillejo que se le retuvieran
600 pesetas del sueldo para distribuirlas en módulos de 150 pesetas a
sus jóvenes colabores y discípulos, Severo Ochoa, Blas Cabrera
Sánchez, Rafael Méndez Martínez y Francisco Grande Covián.
Según señalaba "...se trata de jóvenes médicos
que llevan trabajando varios años con asiduidad y provecho en el Laboratorio.
Todos han estado en el extranjero ampliando sus estudios. Ninguno ejerce la
profesión médica y dedican exclusivamente sus actividades a la
investigación y a la enseñanza."
El equipo de Negrín aportaba diseños originales de instrumentos,
como explicaba Puche: "... (Había) algunas innovaciones en el equipo
instrumental, parte del cual era de procedencia distinta a la de los abastecedores
habituales... Tratábase de aparatos de precisión de factura española.
Diseñados por Negrín eran construidos por el Sr. Costa en los
cercanos laboratorios de Torres Quevedo". Las dificultades para el comercio
internacional y la carencia de recursos no eran obstáculo para imaginativos
diseños artesanales, que permitieron adaptar a las condiciones locales
instrumentos utilizados en Alemania. Algunos de estos aparatos fueron presentados
incluso por Negrín y colaboradores ante la comunidad científica
internacional, como relata Gonzalo Rodríguez Lafora en su crónica
del diario El Sol, tras la presentación de un estalagmómetro en
el Congreso Internacional de Fisiología de París (1920):
"La delegación española
ha dejado esta vez el nombre científico de España a buena altura.
Las comunicaciones y demostraciones de Pi y Suñer y sus discípulos
y colaboradores sobre la regulación de la glucemia, sobre la sensibilidad
del neumogástrico y sobre la sensibilidad trófica y los reflejos
glicemiantes despertaron gran interés. Igualmente, Negrín, con
sus colaboradores y discípulos, hizo una gran impresión de investigador
a la moderna, y su aparato "el estalagmómetro", ideado para
recoger gráficamente el número de gotas de los líquidos
que pasan a través de los vasos sanguíneos en las experiencias
de Trendelemburg, para determinar la acción constrictora o dilatadora
de diferentes sustancias, tuvo gran éxito; tanto que muchos de los fisiólogos
eminentes que asistieron han pedido a Madrid este ingenioso aparato fisiológico.
Las comunicaciones de este investigador español sobre el contenido en
adrenalina de las cápsulas suprarrenales después de la célebre
"piqûre" de Claudio Bernard, y acerca de la acción de
ésta sobre la presión arterial, despertaron considerable interés
y fueron seguidas de la intervención de numerosos fisiólogos extranjeros".
La escuela fisiológica
de Juan Negrín.
En el Laboratorio de Fisiología General se impartían actividades
docentes prácticas, obligatorias para los estudiantes de la facultad
de medicina. Eran demostraciones de fisiología, coordinadas en un principio
por el propio Negrín y posteriormente por José Domingo Hernández
Guerra. Colaboraban José Miguel Sacristán y Corral y jóvenes
ayudantes como Ramón Pérez-Cirera, Francisco Grande Covián,
Blas Cabrera Sánchez, Rafael Méndez, José García
Valdecasas o Severo Ochoa. A estos trabajos regulares hay que añadir
las investigaciones de los licenciados de universidades españolas que
iban a Madrid para realizar el doctorado, integrándose en las líneas
de trabajo del Laboratorio, ya que sólo la Universidad de Madrid concedía
el grado de doctor.
José M. Sacristán Gutiérrez estableció un doble
vínculo científico con Nicolás Achúcarro y Juan
Negrín. De la mano de Achúcarro fue pensionado en 1912 para trabajar
con Alzheimer en el Laboratorio Químico de la Real Clínica Psiquiátrica
de Munich. Su investigación se centró en el recambio nutritivo
en los estados intermedios de los ataques de epilepsia. Una vez en Alemania,
Sacristán prolongó su estancia hasta un año y medio para
continuar sus estudios sobre la fisiología normal y patológica
y sobre la histopatología de las glándulas de secreción
interna. El objetivo último era establecer una relación con las
enfermedades mentales. Allí siguió las enseñanzas de Emil
Kraepelin. Tras la muerte de Achúcarro en 1918, Sacristán pasó
al laboratorio de Negrín sin abandonar su labor asistencial en el Manicomio
de mujeres de Ciempozuelos, del que fue médico-director. Sacristán
hizo análisis químico del líquido cefalorraquídeo
y de las modificaciones del intercambio nutritivo tisular en los estados depresivos.
Las investigaciones acerca del sistema nervioso fueron la línea principal
del grupo fisiológico de Negrín. Realizaron experiencias sobre
las terminaciones nerviosas simpáticas, los reflejos vasomotores, la
regulación del tono vascular, las corrientes de acción de las
glándulas, las sustancias receptivas, el análisis químico
de los líquidos biológicos, las vitaminas, la dieta, la actividad
muscular, los estados carenciales, entre otros.
El principal y más directo colaborador de Negrín fue su paisano
Hernández Guerra. Nacido en Tejada (Gran Canaria) en 1897, estudió
medicina en Madrid e ingresó como ayudante en el Laboratorio de Fisiología
desde su fundación. En 1920 fue pensionado por la Residencia para visitar
el Collège de France en París y participar en el Congreso Internacional
de Fisiología. Además de presentar el estalagmómetro, aportaron
comunicaciones sobre el contenido de adrenalina en las cápsulas suprarrenales
tras la punción de Cl. Bernard y su acción sobre la presión
arterial. Un año después estuvo en el Instituto de Fisiología
de Bruselas y publicó varios artículos en los Archives Internationales
de Physiologie. En 1922 fue nombrado auxiliar de fisiología en la Facultad
de Medicina de la Universidad Central, donde se ocupó de organizar las
enseñanzas de laboratorio. En 1926 marchó como catedrático
a Salamanca, pero en 1929 regresó a Madrid como Jefe de la Sección
de Farmacología del Instituto de Farmacobiología.
Realizó una importante obra científica con estudios sobre la acción
cardiaca de los extractos pancreáticos y sobre el mecanismo de la secreción
urinaria. También fue uno de los primeros en llevar a cabo análisis
del contenido en vitaminas de algunos alimentos y productos naturales. En 1928
publicó en colaboración con Severo Ochoa unos Elementos de Bioquímica
destinados a la docencia universitaria.
El grupo de Negrín se fue ampliando con jóvenes licenciados, que
realizaron estancias en el extranjero gracias a las pensiones de la J.A.E. Ramón
Pérez-Cirera Jiménez-Herrera, nacido en Granada en 1906, a los
veintidós años recibió una pensión de la Junta para
"ampliar estudios de fisiología sobre la naturaleza y variaciones
del calcio sanguíneo en los institutos de fisiología del Collêge
de France, en París, y en la Fundación Rockefeller, de Nueva York".
Pérez-Cirera obtuvo varias pensiones para estancias en Cambridge, Rostock,
Berlín y Estonia, algunas de ellas siendo ya auxiliar del Laboratorio.
Autor de una gran cantidad de trabajos de investigación, sus publicaciones
se dedicaron preferentemente a la electrofisiología y a la fisiología
muscular.
Francisco Grande Covián, nacido en 1909, comenzó a asistir a los
trabajos del Laboratorio de Negrín en 1928 y un año después
fue alumno interno por oposición. En 1931 obtuvo el premio extraordinario
de licenciatura y pasó a médico interno por oposición adscrito
al Laboratorio de Fisiología. Ya en el verano de 1929 había estado
en el Instituto de Fisiología de Freiburg im Breisgau y tras doctorarse
en 1932 fue pensionado durante trece meses en Copenhague, desde donde se trasladó
a Lund y pasó después al University College de Londres. Después
de esa larga estancia por Europa, Grande regresó al Laboratorio de Negrín,
donde, según su testimonio, "me ocupo de problemas relacionados
con el metabolismo hidrocarbonado, en especial, en el corazón".
En junio de 1936 pensaba viajar a Heidelberg y Göttingen, pero los acontecimientos
bélicos reclamaron su actividad y se vio abocado a trabajar con José
Puche en la planificación de los recursos alimenticios y su racionamiento
entre la población.
Rafael Méndez Martínez trabajó durante varios años
en el Laboratorio de Fisiología, hasta dedicarse definitivamente a la
farmacología junto a Teófilo Hernando. Nacido en Lorca en 1907,
Rafael Méndez vivía en la Residencia de Estudiantes y se vinculó
al grupo del Laboratorio de Fisiología, del que fue becario de investigación
y profesor auxiliar de la facultad de medicina. Orientado por Negrín,
gozó de varias pensiones en las universidades de Koenigsberg y Edimburgo.
Tras haber pasado a la farmacología, Méndez regresó a Gran
Bretaña, Noruega, Suecia, Alemania y Suiza.
Otro de los residentes que inició su formación junto a Juan Negrín
fue Severo Ochoa de Albornoz, nacido en 1906 en Luarca (Asturias). Sus primeros
pasos fueron como auxiliar de medicina y becario del Laboratorio de Fisiología.
Desde 1926 fue interno del Laboratorio de Negrín y al acabar medicina
pasó a ayudante y auxiliar de fisiología, en la Cátedra
de Negrín. Realizó estancias de investigación en Glasgow,
en el Kaiser Wilhelm Institut für Biologie de Berlín (1928, 1929)
y en el Institut für Physiologie de Heidelberg (1929, 1930). En 1929 participó
en el XIII Congreso Internacional de Fisiología celebrado en Nueva York
y Boston, lo que aprovecho para prolongar su estancia con una beca de la Rockefeller
Foundation. Visitó también la Universidad de Berlín. Fue
dado de alta en la nómina del Laboratorio de Fisiología en noviembre
de 1933 y ese mismo año leyó su tesis doctoral, colaborando con
Francisco Grande Covián y José García Valdecasas en trabajos
de investigación. Visitó el laboratorio del University College
de Londres y estuvo en la estación de Biología marina de Plymouth.
La nómina de colaboradores y discípulos de Negrín es más
amplia: Blas Cabrera Sánchez, José Puche Álvarez, Corral,
García Valdecasas... iniciaron en aquel Laboratorio sus pasos. Aunque
los recursos eran escasos, muchos decidieron consagrarse a la investigación
y el drama generacional del exilio los convirtió en figuras de la investigación
fisiológica y bioquímica en otros países.
El exilio.
El desenlace de la guerra civil obligó a Negrín a abandonar España,
con la esperanza de reconstruir el gobierno republicano en el exilio, hasta
que las circunstancias internacionales le permitieran regresar y restablecer
el orden democrático. Salió camino de París, donde permaneció
refugiado hasta mediados de 1940. Allí organizó el Servicio de
Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE), principal organismo
encargado del traslado a México de una cantidad ingente de refugiados.
La II Guerra Mundial le obligó en 1940 a trasladarse a Londres, donde
compaginó su labor diplomática con la participación en
la vida académica. En la British Society for the Advance of Science pronunció
una conferencia sobre "Ciencia y Gobierno", en la que defendía
el compromiso del científico. Allí colaboró con Haldane
estudiando los efectos de la presión sobre el organismo, para analizar
la supervivencia en el interior de los submarinos. En 1949 asistió al
congreso de la British Physiological Society. Al acabar la guerra regresó
a París para mediar en círculos del exilio y foros internacionales,
como presidente del gobierno republicano en el exilio. Pero la evolución
del panorama internacional acabó con toda esperanza. Los últimos
testimonios de su actividad política tuvieron como escenario las páginas
del New York Herald Tribune, donde publicó artículos criticando
la inclusión de España en el Plan Marshall en abril de 1948.
Fueron los últimos movimientos de un hombre que había renunciado
a la ciencia para implicarse hasta las últimas consecuencias en el proyecto
político del socialismo republicano. Falleció en París
el 12 de noviembre de 1956 a causa de un fallo cardiaco, cuando contaba sesenta
y cuatro años de edad. El deseo de anonimato e intimidad le hizo pedir
que en su tumba no figurase ni nombre ni epitafio. El que fuera ministro de
su gobierno y amigo personal, M. Ansó, relató posteriormente que
Negrín había "recibido sepultura en el viejo e histórico
cementerio parisino de Père Lachaise, con resonancias revolucionarias.
En él, no lejos del Muro de los Federados, fusilados por Thiers en su
implacable represión de la Commune de 1871, depositamos el féretro,
sin palabras y sin lágrimas, en una tumba provisional facilitada por
la funeraria".
Anónimo final de un perdedor que se llevó a la tumba los ideales
de ciencia, república y progreso y entregó su vida a la construcción
de una vana esperanza.
JOSÉ LUIS BARONA
Universitat de València
|