FISIOLOGÍA. Boletn de la SECF. Vol 6,nº1. Febrero 2003

Historia  
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Resulta difícil la separación entre el Negrín político, protagonista de un período crucial de la historia de España, y el Negrín científico, si bien este aspecto de su trayectoria vital sea casi desconocido. Tratándose de una personalidad poliédrica, probablemente ninguno de sus componentes ha sido aún analizado con la perspectiva adecuada. Incluso los testimonios manejados parecen resultar contradictorios. Así, mientras algunos de los que le conocieron han insistido en su generosidad y en su discreción --no quiso nombre ni epitafio sobre su tumba--, sus posiciones son todavía discutidas -cuando no abiertamente criticadas- por parte de políticos actuales pertencientes al partido en que militó. En un momento en que la SECF intenta reivindicar su papel en el futuro desarrollo de la Ciencia española, es justo reconcer a Juan Negrín su papel de fundador. Por todo ello, es intelectualmente necesario abordar un análisis riguroso y desapasionado de su figura y sus aportaciones. El artículo de José Luis Barona señala de manera sintética algunos de los aspectos que deberían formar parte de ese análisis.


JUAN NEGRÍN (1892-1956): CIENCIA Y COMPROMISO POLÍTICO

José Luis Barona

Juan Negrín López es una figura clave en la historia contemporánea española, tanto por su participación en la política y el gobierno de la república, como por su labor de promoción de la ciencia. Su biografía resume los rasgos más característicos de una época en la que el fervor por la ciencia experimental, el progreso y la modernidad, se asoció en España al republicanismo, el compromiso político y el ideario socialista. Todos estos rasgos eran compartidos, en cierta medida, por un amplio sector de la intelectualidad española y por los científicos. Mi objetivo ahora es resaltar la dimensión científica del Dr. Negrín y por eso comenzaré por recordar su biografía académica.

Una cultura científica cosmopolita.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria el tres de febrero de 1892, en el seno de una familia perteneciente a la alta burguesía comercial, su buena posición y el prestigio de la cultura científica centroeuropea le permitieron cursar los estudios de medicina en centros universitarios de prestigio internacional: las universidades de Kiel y de Leipzig. En 1906, a los catorce años, Negrín había finalizado ya el bachillerato y se trasladó a Alemania. El Instituto de Fisiología (Physiologisches Institut) de Leipzig era centro de referencia de la investigación fisiológica internacional. La escuela creada por Carl Ludwig acogía a investigadores de todo el mundo y Negrín fue el primer español que se formó allí cuando Alemania atravesaba una etapa de efervescencia, que acabaría implicándola como protagonista de dos guerras mundiales y su ulterior declive como gran potencia internacional.
En la Universidad de Leipzig, Negrín se formó como fisiólogo bajo el magisterio de Theodor von Brücke. Allí se doctoró en 1912 y, poco antes, Negrín escribía a Cajal solicitando una pensión anual para continuar sus estudios en Leipzig. Ya durante los últimos semestres de su etapa como estudiante, Negrín se había incorporado al grupo de von Brücke como ayudante sustituto y al finalizar la licenciatura fue asistente numerario del Instituto de Fisiología. Durante esos años cursó también estudios de química y en 1915 le faltaba "únicamente para terminarla (la carrera) las dos terceras partes del curso dedicado a la obtención de preparados orgánicos".
La sociedad alemana se encontraba inmersa durante los años que Negrín pasó allí en profundos cambios, que dieron origen al primer partido socialista y a un fuerte movimiento sindical y obrero que alcanzó una gran influencia intelectual, política y social. Un amplio sector de la población y del mundo académico se encontraba en el entorno ideológico del socialismo.
La relación de Negrín con el socialismo alemán forjó la otra gran vertiente de su personalidad: el compromiso político y el ideario socialista. Militante del Partido Socialista Obrero Español, fue elegido diputado en 1931 y desde entonces compaginó cargos académicos y políticos, con un progresivo alejamiento de la actividad investigadora, aunque nunca abandonó la enseñanza de la fisiología. Ministro de la Guerra en 1936 y, al año siguiente, presidente del gobierno republicano, su biografía científica se vio desbordada por los acontecimientos políticos.
En octubre de 1915 tuvo que abandonar Alemania "a causa de las anormales circunstancias que por razón de la guerra se atravesaban, constituyendo un obstáculo para la continuación de sus trabajos". Las circunstancias le obligaron a regresar a Las Palmas, renunciando a una oferta que había recibido en Leipzig para ocupar un puesto de Privatdozent. De regreso a España, al serle requerido el historial académico, Negrín afirmaba que no disponía de ningún ejemplar de sus publicaciones científicas, "pues han quedado con mi biblioteca, mobiliario, etc. en Alemania hasta que termine la guerra".
Durante esa etapa de formación y acceso a la vida académica, Negrín inició sus primeros proyectos de investigación y publicó sus primeros trabajos en revistas especializadas, casi siempre en colaboración con su maestro von Brucke. Uno de los temas fue el estudio de las variaciones del contenido cromófilo de las cápsulas suprarrenales. También se interesó por la función reguladora del sistema nervioso simpático y las técnicas de análisis de laboratorio, aportando un procedimiento de microanálisis para determinar la glucosa en sangre. Tradujo también del francés al alemán la famosa obra de Charles Richet sobre la anafilaxia, ya que sus conocimientos lingüísticos de francés, inglés, alemán e italiano, y también del ruso, le hacían idóneo para la traducción científica.

Al frente del Laboratorio de Fisiología General de la J.A.E.
Nada más regresar a Las Palmas, Negrín se planteó contactar con grupos norteamericanos. Solicitó a la J.A.E. una pensión para "trabajar en el laboratorio de fisiología que dirige el Profesor Meltzer en el Rockefeller Institute for Medical Research y en el laboratorio que dirige el Profesor Graham Lusk en la Cornwell University, y estudiar con este último la glucosuria originada por la fluoricina. Perfeccionar también la técnica quirúrgico-fisiológica en el Rockefeller Institute. Si a los seis u ocho meses puede estimarse ultimada la labor en New York, puede pasar (el interesado), previa consulta y autorización de la Junta, a la Harvard University cerca de Boston, a trabajar con Cannon y Porter y conocer prácticamente los métodos originalísimos, que, según un folleto de Porter, se siguen allí para el estudio de la fisiología". Se proponía aprovechar la forzosa salida de Leipzig para aprender técnicas experimentales en los mejores centros norteamericanos.
Sus proyectos no se realizaron porque la fundación del Laboratorio de Fisiología General (1916) y su nombramiento como director le hicieron renunciar a su proyecto americano, para participar en el despliegue de los laboratorios de la J.A.E. y la Residencia de Estudiantes. Las favorables perspectivas para el futuro de la actividad científica en España y el deseo de participar en las reformas sociales y políticas de España inclinaron a Negrín a implicarse y se instaló en Madrid. Ni siquiera durante su etapa en Leipzig había perdido el contacto con la élite científica española, seguía los trabajos del grupo fisiológico catalán heredero de Ramón Turró y articulado en torno a August Pi i Sunyer, con quien colaboraba en sus Treballs de la Societat Catalana de Biologia.
El Laboratorio de Fisiología General, promovido por Cajal, se ubicó en los terrenos de la Residencia de Estudiantes, junto a los laboratorios de Química general, Anatomía microscópica y Serología y Bacteriología. Pocos años después se integró en la red de laboratorios de la J.A.E.
En Madrid, Negrín tuvo que realizar una segunda tesis doctoral para revalidar el título alemán. Presentó una investigación sobre El tono vascular y el mecanismo de la acción vasotónica del esplácnico, en la que recuperaba experimentos realizados en Leipzig. La primera parte estaba dedicada a analizar el tono de los vasos sanguíneos, sus características funcionales y sus mecanismos de regulación autónoma. La segunda se consagraba a la acción vasotónica del esplácnico y su papel regulador del tono vascular.
La obra científica de Negrín se había iniciado en Leipzig con una serie de trabajos sobre la actividad de las glándulas suprarrenales y su relación con el sistema nervioso central, que serían años después el núcleo de su tesis española. Sus estudios iban encaminados a aclarar la existencia de un control neurológico directo y exacto de los niveles de glucemia y a determinar la influencia de un mecanismo de regulación indirecta a través de los niveles de adrenalina en la sangre. Investigaciones posteriores, inspiradas en la célebre piqûre glycogènique de Claude Bernard, le permitieron determinar la función reguladora del centro glucosúrico del cerebro sobre la secreción interna de las glándulas suprarrenales a través del sistema nervioso simpático. Negrín demostró que la acción recíproca de los sistemas endocrino y nervioso se realiza mediante sus ramificaciones periféricas y también a través de la porción vegetativa central. Estudios experimentales le permitieron relacionar la glucosuria con los niveles de adrenalina.
Las condiciones del Laboratorio de Fisiología General no eran las óptimas. Situado en un pequeño local en un sótano, fue consolidando una excelente biblioteca con obras españolas y extranjeras, que organizó el propio Negrín, donde se incluían las principales revistas y monografías. Sobre las instalaciones del Laboratorio, José Puche ofreció un testimonio personal desde su exilio mexicano:

"El Laboratorio de Fisiología ocupaba no más de un centenar de metros en el pabellón destinado a los laboratorios científicos. En aquel recinto limitado fueron aposentados con decoro los laboratorios de demostración, los dedicados a los investigadores, la biblioteca, y un simpático rincón donde, después de la refacción, un grupo de amigos solíamos charlar despreocupadamente ante unas tazas de buen café preparado al uso de la Gran Canaria... Entre sorbo y sorbo, oyendo las anécdotas del día, podíamos hojear libros y revistas recientes. La información que allí se recibía era de primer orden, como seleccionada por nuestro anfitrión, don Juan Negrín, que colmado de lauros académicos acababa de regresar de Alemania..."
"... El acceso a los laboratorios de la Residencia era libre. Al de Fisiología acudían preceptivamente los residentes que estudiaban medicina, pero también podían hacerlo estudiantes de otras disciplinas, y escolares no residentes, que tuvieran alguna relación con los trabajos que allí se realizaban... Esta posibilidad atraía a jóvenes universitarios que preferían las enseñanzas de los laboratorios de la Residencia a la que profesaban en las facultades."

La situación financiera distaba mucho de ser la deseable, tanto en medios humanos como materiales. Fueron frecuentes los escritos del director a José Castillejo, secretario de la J.A.E., sobre las dificultades económicas y los problemas de personal. El 15 de abril de 1931, Negrín solicitaba a Castillejo que se le retuvieran 600 pesetas del sueldo para distribuirlas en módulos de 150 pesetas a sus jóvenes colabores y discípulos, Severo Ochoa, Blas Cabrera Sánchez, Rafael Méndez Martínez y Francisco Grande Covián. Según señalaba "...se trata de jóvenes médicos que llevan trabajando varios años con asiduidad y provecho en el Laboratorio. Todos han estado en el extranjero ampliando sus estudios. Ninguno ejerce la profesión médica y dedican exclusivamente sus actividades a la investigación y a la enseñanza."
El equipo de Negrín aportaba diseños originales de instrumentos, como explicaba Puche: "... (Había) algunas innovaciones en el equipo instrumental, parte del cual era de procedencia distinta a la de los abastecedores habituales... Tratábase de aparatos de precisión de factura española. Diseñados por Negrín eran construidos por el Sr. Costa en los cercanos laboratorios de Torres Quevedo". Las dificultades para el comercio internacional y la carencia de recursos no eran obstáculo para imaginativos diseños artesanales, que permitieron adaptar a las condiciones locales instrumentos utilizados en Alemania. Algunos de estos aparatos fueron presentados incluso por Negrín y colaboradores ante la comunidad científica internacional, como relata Gonzalo Rodríguez Lafora en su crónica del diario El Sol, tras la presentación de un estalagmómetro en el Congreso Internacional de Fisiología de París (1920):

"La delegación española ha dejado esta vez el nombre científico de España a buena altura. Las comunicaciones y demostraciones de Pi y Suñer y sus discípulos y colaboradores sobre la regulación de la glucemia, sobre la sensibilidad del neumogástrico y sobre la sensibilidad trófica y los reflejos glicemiantes despertaron gran interés. Igualmente, Negrín, con sus colaboradores y discípulos, hizo una gran impresión de investigador a la moderna, y su aparato "el estalagmómetro", ideado para recoger gráficamente el número de gotas de los líquidos que pasan a través de los vasos sanguíneos en las experiencias de Trendelemburg, para determinar la acción constrictora o dilatadora de diferentes sustancias, tuvo gran éxito; tanto que muchos de los fisiólogos eminentes que asistieron han pedido a Madrid este ingenioso aparato fisiológico. Las comunicaciones de este investigador español sobre el contenido en adrenalina de las cápsulas suprarrenales después de la célebre "piqûre" de Claudio Bernard, y acerca de la acción de ésta sobre la presión arterial, despertaron considerable interés y fueron seguidas de la intervención de numerosos fisiólogos extranjeros".

La escuela fisiológica de Juan Negrín.
En el Laboratorio de Fisiología General se impartían actividades docentes prácticas, obligatorias para los estudiantes de la facultad de medicina. Eran demostraciones de fisiología, coordinadas en un principio por el propio Negrín y posteriormente por José Domingo Hernández Guerra. Colaboraban José Miguel Sacristán y Corral y jóvenes ayudantes como Ramón Pérez-Cirera, Francisco Grande Covián, Blas Cabrera Sánchez, Rafael Méndez, José García Valdecasas o Severo Ochoa. A estos trabajos regulares hay que añadir las investigaciones de los licenciados de universidades españolas que iban a Madrid para realizar el doctorado, integrándose en las líneas de trabajo del Laboratorio, ya que sólo la Universidad de Madrid concedía el grado de doctor.
José M. Sacristán Gutiérrez estableció un doble vínculo científico con Nicolás Achúcarro y Juan Negrín. De la mano de Achúcarro fue pensionado en 1912 para trabajar con Alzheimer en el Laboratorio Químico de la Real Clínica Psiquiátrica de Munich. Su investigación se centró en el recambio nutritivo en los estados intermedios de los ataques de epilepsia. Una vez en Alemania, Sacristán prolongó su estancia hasta un año y medio para continuar sus estudios sobre la fisiología normal y patológica y sobre la histopatología de las glándulas de secreción interna. El objetivo último era establecer una relación con las enfermedades mentales. Allí siguió las enseñanzas de Emil Kraepelin. Tras la muerte de Achúcarro en 1918, Sacristán pasó al laboratorio de Negrín sin abandonar su labor asistencial en el Manicomio de mujeres de Ciempozuelos, del que fue médico-director. Sacristán hizo análisis químico del líquido cefalorraquídeo y de las modificaciones del intercambio nutritivo tisular en los estados depresivos.
Las investigaciones acerca del sistema nervioso fueron la línea principal del grupo fisiológico de Negrín. Realizaron experiencias sobre las terminaciones nerviosas simpáticas, los reflejos vasomotores, la regulación del tono vascular, las corrientes de acción de las glándulas, las sustancias receptivas, el análisis químico de los líquidos biológicos, las vitaminas, la dieta, la actividad muscular, los estados carenciales, entre otros.
El principal y más directo colaborador de Negrín fue su paisano Hernández Guerra. Nacido en Tejada (Gran Canaria) en 1897, estudió medicina en Madrid e ingresó como ayudante en el Laboratorio de Fisiología desde su fundación. En 1920 fue pensionado por la Residencia para visitar el Collège de France en París y participar en el Congreso Internacional de Fisiología. Además de presentar el estalagmómetro, aportaron comunicaciones sobre el contenido de adrenalina en las cápsulas suprarrenales tras la punción de Cl. Bernard y su acción sobre la presión arterial. Un año después estuvo en el Instituto de Fisiología de Bruselas y publicó varios artículos en los Archives Internationales de Physiologie. En 1922 fue nombrado auxiliar de fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad Central, donde se ocupó de organizar las enseñanzas de laboratorio. En 1926 marchó como catedrático a Salamanca, pero en 1929 regresó a Madrid como Jefe de la Sección de Farmacología del Instituto de Farmacobiología.
Realizó una importante obra científica con estudios sobre la acción cardiaca de los extractos pancreáticos y sobre el mecanismo de la secreción urinaria. También fue uno de los primeros en llevar a cabo análisis del contenido en vitaminas de algunos alimentos y productos naturales. En 1928 publicó en colaboración con Severo Ochoa unos Elementos de Bioquímica destinados a la docencia universitaria.
El grupo de Negrín se fue ampliando con jóvenes licenciados, que realizaron estancias en el extranjero gracias a las pensiones de la J.A.E. Ramón Pérez-Cirera Jiménez-Herrera, nacido en Granada en 1906, a los veintidós años recibió una pensión de la Junta para "ampliar estudios de fisiología sobre la naturaleza y variaciones del calcio sanguíneo en los institutos de fisiología del Collêge de France, en París, y en la Fundación Rockefeller, de Nueva York". Pérez-Cirera obtuvo varias pensiones para estancias en Cambridge, Rostock, Berlín y Estonia, algunas de ellas siendo ya auxiliar del Laboratorio. Autor de una gran cantidad de trabajos de investigación, sus publicaciones se dedicaron preferentemente a la electrofisiología y a la fisiología muscular.
Francisco Grande Covián, nacido en 1909, comenzó a asistir a los trabajos del Laboratorio de Negrín en 1928 y un año después fue alumno interno por oposición. En 1931 obtuvo el premio extraordinario de licenciatura y pasó a médico interno por oposición adscrito al Laboratorio de Fisiología. Ya en el verano de 1929 había estado en el Instituto de Fisiología de Freiburg im Breisgau y tras doctorarse en 1932 fue pensionado durante trece meses en Copenhague, desde donde se trasladó a Lund y pasó después al University College de Londres. Después de esa larga estancia por Europa, Grande regresó al Laboratorio de Negrín, donde, según su testimonio, "me ocupo de problemas relacionados con el metabolismo hidrocarbonado, en especial, en el corazón". En junio de 1936 pensaba viajar a Heidelberg y Göttingen, pero los acontecimientos bélicos reclamaron su actividad y se vio abocado a trabajar con José Puche en la planificación de los recursos alimenticios y su racionamiento entre la población.
Rafael Méndez Martínez trabajó durante varios años en el Laboratorio de Fisiología, hasta dedicarse definitivamente a la farmacología junto a Teófilo Hernando. Nacido en Lorca en 1907, Rafael Méndez vivía en la Residencia de Estudiantes y se vinculó al grupo del Laboratorio de Fisiología, del que fue becario de investigación y profesor auxiliar de la facultad de medicina. Orientado por Negrín, gozó de varias pensiones en las universidades de Koenigsberg y Edimburgo. Tras haber pasado a la farmacología, Méndez regresó a Gran Bretaña, Noruega, Suecia, Alemania y Suiza.
Otro de los residentes que inició su formación junto a Juan Negrín fue Severo Ochoa de Albornoz, nacido en 1906 en Luarca (Asturias). Sus primeros pasos fueron como auxiliar de medicina y becario del Laboratorio de Fisiología. Desde 1926 fue interno del Laboratorio de Negrín y al acabar medicina pasó a ayudante y auxiliar de fisiología, en la Cátedra de Negrín. Realizó estancias de investigación en Glasgow, en el Kaiser Wilhelm Institut für Biologie de Berlín (1928, 1929) y en el Institut für Physiologie de Heidelberg (1929, 1930). En 1929 participó en el XIII Congreso Internacional de Fisiología celebrado en Nueva York y Boston, lo que aprovecho para prolongar su estancia con una beca de la Rockefeller Foundation. Visitó también la Universidad de Berlín. Fue dado de alta en la nómina del Laboratorio de Fisiología en noviembre de 1933 y ese mismo año leyó su tesis doctoral, colaborando con Francisco Grande Covián y José García Valdecasas en trabajos de investigación. Visitó el laboratorio del University College de Londres y estuvo en la estación de Biología marina de Plymouth.
La nómina de colaboradores y discípulos de Negrín es más amplia: Blas Cabrera Sánchez, José Puche Álvarez, Corral, García Valdecasas... iniciaron en aquel Laboratorio sus pasos. Aunque los recursos eran escasos, muchos decidieron consagrarse a la investigación y el drama generacional del exilio los convirtió en figuras de la investigación fisiológica y bioquímica en otros países.

El exilio.
El desenlace de la guerra civil obligó a Negrín a abandonar España, con la esperanza de reconstruir el gobierno republicano en el exilio, hasta que las circunstancias internacionales le permitieran regresar y restablecer el orden democrático. Salió camino de París, donde permaneció refugiado hasta mediados de 1940. Allí organizó el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE), principal organismo encargado del traslado a México de una cantidad ingente de refugiados. La II Guerra Mundial le obligó en 1940 a trasladarse a Londres, donde compaginó su labor diplomática con la participación en la vida académica. En la British Society for the Advance of Science pronunció una conferencia sobre "Ciencia y Gobierno", en la que defendía el compromiso del científico. Allí colaboró con Haldane estudiando los efectos de la presión sobre el organismo, para analizar la supervivencia en el interior de los submarinos. En 1949 asistió al congreso de la British Physiological Society. Al acabar la guerra regresó a París para mediar en círculos del exilio y foros internacionales, como presidente del gobierno republicano en el exilio. Pero la evolución del panorama internacional acabó con toda esperanza. Los últimos testimonios de su actividad política tuvieron como escenario las páginas del New York Herald Tribune, donde publicó artículos criticando la inclusión de España en el Plan Marshall en abril de 1948.
Fueron los últimos movimientos de un hombre que había renunciado a la ciencia para implicarse hasta las últimas consecuencias en el proyecto político del socialismo republicano. Falleció en París el 12 de noviembre de 1956 a causa de un fallo cardiaco, cuando contaba sesenta y cuatro años de edad. El deseo de anonimato e intimidad le hizo pedir que en su tumba no figurase ni nombre ni epitafio. El que fuera ministro de su gobierno y amigo personal, M. Ansó, relató posteriormente que Negrín había "recibido sepultura en el viejo e histórico cementerio parisino de Père Lachaise, con resonancias revolucionarias. En él, no lejos del Muro de los Federados, fusilados por Thiers en su implacable represión de la Commune de 1871, depositamos el féretro, sin palabras y sin lágrimas, en una tumba provisional facilitada por la funeraria".
Anónimo final de un perdedor que se llevó a la tumba los ideales de ciencia, república y progreso y entregó su vida a la construcción de una vana esperanza.

JOSÉ LUIS BARONA
Universitat de València

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